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LA CUBANIZACIÓN DE LATINOAMÉRICA

Por Mary Anastasia O'Grady | The Wall Street Journal

29 de Abril 2005 | Los ataques a la integridad de la persona nombrada por el Presidente Bush a ser embajador de los EEUU ante las Naciones Unidas indican lo desesperados que están los demócratas por hacer que la percepción del mundo que John Bolton mantiene quede eliminada de los círculos donde se toman las decisiones en los EEUU. Notablemente, la postura del señor Bolton en cuanto a Cuba les ha causado una rabieta a los demócratas.

El problema es que el Senador Christopher Dodd de Connecticut —un liberal que goza del impecable antecedente de haberse alineado siempre con el bando equivocado en cuanto a Latinoamérica— y sus compañeros demócratas anhelan entablar relaciones con el diabólico Fidel Castro. El señor Bolton, por lo contrario, ya hace tiempo vio la dictadura cubana como una amenaza a la estabilidad regional y a la seguridad de los EEUU.

Durante un viaje a Sudamérica a principios de este mes, me impresionó la alarma que se oye por toda la región teniendo que ver con el astuto Fidel y su nefasto proyecto que va descendiendo sobre los latinos. Vienen incrementándose las evidencias de que el señor Bolton tenía toda la razón. Mientras tanto, el Senador Dodd sigue sufriendo su mala racha.

Uno de los testigos del asalto cubano a la región, a quien entrevisté durante mi gira, es un ex oficial militar venezolano que ha huido de su país y ahora vive en secreto en otro lugar de Sudamérica. Con acerada convicción me presentó sus datos y análisis. La suma de su testimonio fue de espanto: Colombia, el mejor aliado de los EEUU en la región, está en grave riesgo.

Habiendo servido bajo el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el ex oficial, lleno de confianza, desplegó el proyecto que tiene el hombre fuerte: "Es una clara y precisa expansión de la revolución comunista dirigida por Fidel Castro. Es la resurrección del ideal cubano de exportar la revolución.” Prosiguió a explicar que “la institución militar venezolana formal y tradicional ya no existe. El equipo militar ahora existe para defender la revolución.”

Eso encaja perfectamente con otros informes provenientes de Venezuela. Pero había más. Él describió ”un proceso que consiste en dos partes.” La primera ha sido la consolidación de la revolución a nivel nacional. La segunda etapa es la internacionalización de la revolución.

Pese a la gran riqueza petrolera de Chávez, la implementación de este proceso ha dependido del liderazgo cubano. Mi fuente afirmó que por lo menos dos oficiales cubanos de alto rango, a quienes pudo nombrar y de quienes tenía fotografías, influyen mucho sobre las actividades de la institución militar venezolana. El ex oficial me dijo que él se separó de su comando porque ya no podía "seguir cooperando con la cubanización de Venezuela."

Hay un chiste, el cual circula en estos días entre los antichavistas, que pregunta, “¿Cuál es la provincia más grande de Cuba?” La respuesta: “Venezuela.” Pero cabe que lo contrario sea más preciso. Venezuela parece estar en el proceso de apropiarse de Cuba.

Chávez ha nombrado a su hermano Adán embajador de Venezuela en La Habana. Los medios de comunicación venezolanos han informado que Cuba ahora recibe 85.000 barriles de petróleo venezolano a diario; consume como 40.000 y vende el resto. Esto ha hecho que el embajador sea muy poderoso en la patéticamente empobrecida isla. También ha levantado las posibilidades de que los partidarios más acérrimos sigan controlando los asuntos en Cuba después de la muerte de Fidel. Todos los cálculos con respecto a la “transición”, cuando el viejo por fin estire la pata, tendrán que ser revisados a medida que Chávez les vaya arrebatando el poder a las fuerzas más moderadas.

Mientras tanto, la exportación de la revolución continúa, mediante el aprovechamiento por parte de Venezuela de sus ingresos petroleros para armar a subversivos dentro de la región. El más destacado revolucionario de Bolivia, Evo Morales, es discípulo de Chávez, entrenado y mimado desde Caracas. El ex Presidente Lucio Gutiérrez de Ecuador cayó la semana pasada debido a protestas populares, y en su mayoría pacíficas, contra su consolidación del poder al estilo de Chávez. Pero hay razón para creer que radicales chavistas crearon la violencia in Quito, Guayaquil y Cuenca con la esperanza de desestabilizar aun más la frágil situación a ventaja de Chávez. Mi contacto venezolano me aseguró que hay evidencia de infiltración en las fuerzas armadas ecuatorianas.

También me dijo que Chávez se imagina un eje de poder que una Brasilia, Montevideo y Buenos Aires. Tal como están las cosas, estos gobiernos populistas no están muy dispuestos a mantenerse firmes en cuestiones de principios y cualquier cosa antiyanqui sirve para meter un gol en la cancha doméstica; algunos hasta aspiran a un autoritarismo estilo venezolano. Pero también es posible que la cooperación con Chávez sea en parte una técnica de sobrevivencia que les sirve para impedir que él recurra al uso de militantes agresivos.

Pero aún le queda un gran obstáculo al supremo anhelo de Castro. Como me explicó el oficial venezolano, para ir desde la etapa de la consolidación del poder en Venezuela hasta la etapa de la internacionalización, es necesario que la revolución “rompa la columna vertebral de la democracia en la región. Es decir Colombia.”

A los colombianos les preocupan tres cosas en particular. La primera es la manifiesta acumulación de armamento por parte de Chávez. No consideran que la guerra sea inminente. Pero se teme que la persistente amenaza presentada por un vecino hostil, y entablado agresivamente en la adquisición de armas, llegue a generar malas consecuencias políticas y económicas.

La segunda preocupación es el apoyo que Chávez les da a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al más pequeño Ejército de Liberación Nacional (ELN). Hace años que Castro les está prestando a esas tropas asistencia médica en Cuba. Pero ahora Chávez les está dando refugio en la zona inmediata del otro lado de la frontera colombo-venezolana. El oficial que entrevisté me dijo, tal como han testificado otros, que cuando él fue asignado a la zona fronteriza en Venezuela, había "recibido órdenes directas de dejar quietos los campamentos de las FARC.”

La tercera preocupación que tienen los colombianos acerca de la agresión venezolana es la probabilidad de que Chávez trate de interferir en las elecciones presidenciales de 2006. Hay buenos motivos para creer que Chávez piensa escoger un colombiano protegido suyo, financiándolo libremente, y en caso de que ”gane”, ayudándolo a consolidar el poder de la misma manera en que se hizo en Venezuela. Colombia tiene precisamente ese tipo de políticos que quieren imitar a Chávez.

La revolución de Castro está viva y activa por toda Latinoamérica. Donde él y su mini réplica venezolana no han llevado la delantera, sí han tenido éxito en fomentar violencia e inestabilidad y en impedir el desarrollo.

Si en años recientes el señor Bolton pensaba que EEUU carecía de inteligencia en la región y que esto podría costarle caro a los intereses estadounidenses, es porque él tenía la presciencia. Efectivamente, parece que en cuestión de anticipar las amenazas a la seguridad estadounidense en Latinoamérica, la superpotencia mundial única se ha dejado sorprender desprevenida.

Traducción por W.K.



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