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Venezuela en el corazón

Por Iñaki Anasagasti / Secretario Primero de la Mesa del Senado

Publicado en el Diario Vasco - Es difícil analizar la situación de un país que no se conoce sin el pálpito del día a día. No se puede tener una idea cabal con informaciones fragmentadas y sobre todo cuando éstas se presentan con el simplismo de una lucha entre pobres y ricos adobado todo con un antiamericanismo primario.

Sirva este comentario para salir al paso del artículo «La derrota del fascismo en Venezuela» escrito por el cónsul de este país en Bilbao, Joseba Loyola el lunes pasado. Han sido muchos los que me han llamado admirados de cómo se pueden escribir semejante sarta de insultos, uno tras otro, y encima firmar como diplomático. En Euskadi y de forma silenciosa se está produciendo un fenómeno que está pasando inadvertido. Si en 1939 nuestros padres llegaron a aquel país huyendo de una dictadura, la franquista y de una guerra, la mundial, en estos momentos existe un goteo continuo de los hijos y nietos de aquellos vascos que están volviendo al lar de sus mayores porque en Venezuela, con el presente régimen populista es imposible vivir. Chávez está arruinando el país con las recetas mágicas de un populismo enfebrecido. Recordemos a Fujimori que llegó al poder de la misma manera, como consecuencia del descrédito de los partidos tradicionales.

Sabía que mis declaraciones a EL DIARIO VASCO sobre Venezuela iban a incomodar a más de uno pero las hice, entre otras razones porque hay mucha gente que queriendo decir las mismas cosas no se atreve. Tienen familia e intereses en Venezuela y el régimen de Chávez actuaría contra ellos como éste sui géneris diplomático actuó el lunes pasado contra mí.

Pero eso es el chavismo desnudado ante quienes quieran seguir de cerca una autocracia. Si a mí que tengo cien capas encima y que los insultos de éste exquisito diplomático me entran por un oído y me salen por otro se atreve a escribir lo que escribió, que en cualquier país independiente le significaría que lo pusieran en el aeropuerto, imagínense lo que puede vivir un pobre ciudadano venezolano atemorizado ante un régimen que no duda en insultar como lo hace un cónsul que se dice diplomático y al que yo ni había aludido sino, sin nombrarlo, pedirle hiciera públicas las votaciones de su jurisdicción como lo había hecho la cónsul de Madrid, Yolanda Rojas cuando informó que el 95% de los venezolanos que habían votado en su Consulado lo habían hecho contra Chávez. El cónsul Loyola se niega a dar estos datos logrados en una votación que, por ser manual, no pudo ser manipulada como la de Venezuela.

Tiene razón el cónsul cuando dice que nos conocemos desde hace mucho hasta el punto que gobernando el presidente Rafael Caldera me pidió en reiteradas oportunidades que hablara con el presidente con el fin de que le hicieran cónsul general en Bilbao. Y así lo hice en dos ocasiones. La última por teléfono. Al poco, el secretario de la presidencia me hizo llegar un comentario: «Hemos estudiado el caso pero nos dicen en Exteriores que le falta sindéresis». ¿Y eso que es? Coherencia entre lo que se es, se dice y se piensa. Aquello sinceramente me molestó y lo atribuí a que un hijo del exilio vasco viniera a Euzkadi como cónsul no gustaba demasiado en Madrid. Y protesté.

Pasado el tiempo, Joseba Loyola apareció como cónsul en Bilbao. Estaba harto de aguantar sin hacer nada en pasillos del Ministerio y se había apuntado con el fervor del converso a la causa chavista habiendo logrado su objetivo. En Euzkadi no había lugar ni recepción donde no lanzara una soflama patriotera y chavista que iba contra lo que él mismo había representado con entusiasmo en el pasado, ya que siempre se había declarado copeyano y amigo de unos democristianos que ahora combatía con un verbo encendido digno de mejor causa. En las comidas oficiales, como ocurre en las bodas con el cura, nadie quería ponerse a su lado. Y es que este señor no era un diplomático. Era un chavista.

Así las cosas, los compañeros militares del primer golpe de Chávez le dieron un contragolpe un viernes. Al día siguiente sábado, a las diez de la mañana, me llamaba Loyola para decirme si yo podía hablar con José Rodríguez Iturbe, dirigente democristiano de quien se decía que iba a ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del nuevo gobierno con objeto de que Loyola pudiera continuar como cónsul en Bilbao. Le contesté que Iturbe en aquel momento no estaría para acordarse del Consulado de Bilbao, pero que haría lo que me indicaba si se consolidaba la situación. Sin embargo ésta dio la vuelta el domingo y el mismo lunes Loyola hablaba en las radios contra el fascismo antichavista y me ponía a bajar de un burro.

Fue entonces cuando me di cuenta que lo de la sindéresis era la otra manera de describir a los cantamañanas.

En su vitriólico escrito saca a relucir Loyola al lehendakari y a José Luis Bilbao tratando de sembrar insidias varias. Al respecto tengo que decir que el lehendakari me contó como el contragolpe militar contra Chávez le pilló en La Habana con Fidel Castro viendo en directo como se movió el líder cubano y las llamadas que hizo.

Y con respecto a José Luis Bilbao recuerdo como organicé con él un seminario en Bilbao con profesores de COPEI enviados por Calvani en la sede del edificio Granada de la Gran Vía de Bilbao y cómo estuvimos los dos en Macuto (Venezuela) con motivo de una reunión socialcristiana. Tanto Ibarretxe como Bilbao conocen la situación venezolana aunque deban actuar con criterios institucionales de representación del conjunto y no de sus querencias.

Y para dejarlo claro se impone un recuerdo obligado a Domeka Etxearte, Delegado del Gobierno Vasco en Venezuela y ex presidente de la Junta Extraterritorial del PNV en aquel país. Un día, me comentó con dolor como una serie de vascos ante el viaje del cónsul Loyola a Bilbao le habían recibido a éste en el Centro Vasco de Caracas. En la reunión, Loyola les puso su disco chavista en la que glosaba la personalidad del militar golpista. Domeka le interrumpió y le recordó cómo a su hijo Gaizka cuando él lo llevaba a la Universidad, el golpe de Chávez de 1992 lo había matado y nadie le había dado la menor explicación. «En lugar de lamentar el hecho -decía Domeka- Loyola justificó la necesidad de aquel golpe, acusándome de responsabilidad en el mismo por no haberme quedado en mi casa. Para evitar una tensión insoportable me tuve que callar».

En mi artículo del domingo recordaba a Gaizka Etxearte. Soy miembro del PNV y si no recuerdo a un joven del PNV asesinado, ¿qué tipo de solidaridad humana y partidaria sería la que tendría?.

Desgraciadamente el cónsul ni ha contestado a la pregunta sobre el resultado de las elecciones en su Consulado ni me habló de Gaizka. Simplemente me llamó fascista y miembro del Ku Kux Klan. Quien tiene alguna duda sobre el chavismo, que lea sus letras y escuche los discursos de Chávez, como el del lunes en Aló Presidente llamando imbéciles a los miembros de una Coordinadora Democrática a los que no reconoce.

Y, sobre Loyola. Efectivamente. Tenían razón. Le falta sindéresis.

Como dice M. Naim en reciente artículo en Newsweek, la opinión pública internacional no tiene a Venezuela como una de sus primeras prioridades. El hecho violento en la plaza Altamira de Caracas, protagonizado por los salvajes chavistas la noche del referéndum, no logró hacerle pensar a nadie en el exterior que Venezuela va por el camino de las dictaduras represivas. Pero será necesario hacer esa advertencia una y mil veces. Por lo pronto Chávez acaba de anunciar que el Tribunal Supremo de Justicia será integrado por quienes ellos quieran y que los medios de comunicación serán limitados en su libertad de expresión. El militar se está zafando del disfraz incómodo de demócrata, ahora que tiene o dice tener el apoyo mayoritario del pueblo como consecuencia de un megafraude informático..

El futuro a corto plazo no es promisor para los venezolanos y venezolanas que votaron contra Chávez. Les esperan tiempos muy difíciles. Y sobre todo mucho silencio internacional. Pero a pesar de todo es necesario resistan de manera testaruda, bajo la coraza de su condición democrática tanta manipulación. Ya emergerán los nuevos liderazgos. Ya sucederán hechos positivos para su causa. Sin odios, sin amargura, sin acudir a la búsqueda de chivos expiatorios podrán ir a pulso construyendo una oposición eficiente, que no le permita a estos nuevos bárbaros establecer en Venezuela una dictadura de la basura y de la violencia como la que tienen anunciada.



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