Hugo Chávez, George Friedman y Stratfor
Por John Sweeney
23 de Febrero de 2006 | George Friedman, dueño del grupo editorial Stratfor (el cual se promueve a sí mismo en el mercado como si fuera una “CIA paralela”, pero mucho mejor que la auténtica CIA), ha escrito un “expediente de inteligencia geopolítica” titulado “Los Estados Unidos y el ‘problema’ de Venezuela.” En ese análisis, publicado bajo el nombre de Friedman, pero probablemente escrito por uno de sus editores asistentes, concluye que la confrontación entre el presidente Hugo Chávez y el gobierno de los Estados Unidos carece de relevancia porque las exportaciones del petróleo venezolano siguen fluyendo hacia los Estados Unidos y estas exportaciones de petróleo no van a ser suspendidas debido a que Chávez depende más de los Estados Unidos que lo que los Estados Unidos dependen de Venezuela. “A veces”, concluye Friedman, “de veras no existe ningún problema.”
Normalmente yo no respondería públicamente al “análisis” de Friedman, en vista de que trabajé por cinco años para el grupo Stratfor (hasta el 2 de septiembre de 2005) como analista jefe (prácticamente el único) a cargo de los análisis geopolíticos sobre Latinoamérica. Sin embargo, después de haber recibido más de 150 correos electrónicos de colegas de todas partes de las Américas durante las últimas 12 horas, pidiéndome que expresara mi reacción ante el análisis de Friedman, le pedí a Vcrisis.com que publicara esta respuesta.
Friedman escribe que Chávez “buscó la presidencia sin tener ninguna ideología clara aparte de su hostilidad para con el régimen de entonces.” En esto se equivoca. Chávez tenía un plan ideológico marxista, para gobernar a Venezuela de manera dictatorial, mucho antes de que participara en la intentona de 1992. Junto con docenas de civiles y militares, quienes abrazaban la ideología populista y marxista de la revolución bolivariana, Chávez pasó por lo menos 15 años conspirando abiertamente para derrocar al gobierno democrático de Venezuela en un golpe de estado e instalar un régimen militarista al estilo cubano en Venezuela. Esto puede verificarse como hecho histórico mediante fuentes de inteligencia de libre acceso disponibles para el que quiera emprender la investigación.
Es más, Chávez no creó este plan. Aunque él alega ser el creador de la Revolución Bolivariana, los arquitectos intelectuales e ideológicos de la infiltración marxista en las fuerzas armadas venezolanas a fines de los años 1960, fueron figuras como Douglas Bravo y Teodoro Petkoff, entre otros. Otra figura clave fue el ex teniente coronel del ejército Francisco Arias Cárdenas, a quien sus compañeros conspiradores consideraban ser el principal líder en ideología y táctica del movimiento revolucionario bolivariano, el cual subsecuentemente fue usurpado por Chávez el 4 de febrero de 1992, después de que éste negociara su rendición, sin haber disparado siquiera un tiro, a cambio de conseguir permiso para pronunciar un discurso por televisión a nivel nacional en el cual traicionara a los otros cuatro líderes del golpe.
Friedman escribe, “Chávez pudo ganarse la presidencia debido a que les prometió a las masas venezolanas una porción de los ingresos petroleros mayor a lo que habían percibido antes. (…) Partiendo desde esta postura populista bastante sencilla, prosiguió a actuar contra la tecnocracia de PDVSA y contra las empresas petroleras extranjeras, la mayoría de las cuales se oponían a él y amenazaban con socavar sus planes.”
De hecho, Chávez no actuó de manera verdaderamente abierta contra PDVSA hasta enero de 2002, tres años después de que llegara a la presidencia. Durante sus primeros tres años en el poder, Chávez se concentró más que todo en dos asuntos. Dentro del país, Chávez centró todos sus esfuerzos en redactar una nueva constitución, y convocar nuevas elecciones para escoger una Asamblea Nacional unicameral. También se avocó a infiltrar a las FAN políticamente, en derrotar al tradicional movimiento laboral organizado (CTV) y en implementar casi 50 leyes que encerraron al sector privado empresarial dentro de un modelo económico colectivista controlado por el Estado. Fuera de Venezuela, Chávez se dedicó a fortalecer a la OPEC políticamente. La afirmación de Friedman que Chávez tuviera “suerte” debido a los altos precios del petróleo, hace caso omiso a los exitosos esfuerzos de cabildeo por parte de Chávez en 1999-2000 para persuadir a Arabia Saudí y México a que trabajaran conjuntamente para subir los precios mediante el reestablecimiento de los controles sobre la producción por parte de países dentro de la OPEP y fuera de ella.
También es preciso notar que Arabia Saudí, México, Noruega y demás productores en 1998 ya buscaban establecer alguna forma de cooperación conjunta para fortalecer los precios del petróleo. Sin embargo, al llegar a la presidencia, Chávez inició una gira mundial personal, para reparar alianzas dentro de la OPEP, lo cual creó el ímpetu para reestablecer controles sobre la producción y de nuevo poner los precios en alza. Muchos otros factores han entrado en juego durante los años desde entonces, pero Chávez fue quien puso a rodar la bola de nieve y la “suerte” nada tiene que ver con el asunto.
La mención por parte de Friedman sobre el golpe fallido de 2002 que le diera a Chávez la excusa para arremeter contra el gobierno estadounidense también merece ser comentado. Chávez mostró su calaña antiamericana a principios de 1999 poco después de asumir la presidencia, y después del evento de abril del 2002 le echó más leña al fuego, contando con que eso le ayudara a ocultar el hecho que fue él quien de veras instigó el supuesto golpe mediante (entre otros) personas asociadas al entonces Ministro de Defensa (y actual Vicepresidente) José Vicente Rangel. Precisamente nos referimos a Vinicio y Parsifal de Sola.
Después de la fallida rebelión contra Chávez en 2002, Friedman nunca mostró ningún interés por buscar un mejor entendimiento de lo que había pasado. Desde su punto de vista, fue simplemente un golpe de estado y punto final. De hecho, estaban en juego diversas fuerzas en dicha sublevación. Uno de los instigadores fue Chávez, quien se aprovechó de agentes dobles para confabular un golpe contra su propio gobierno, en un intento de hacer que sus enemigos cayeran en la trampa. No obstante, también había otros grupos involucrados en varios complots. Un grupo consistía de oficiales de las FAN que aparecieron en un video grabado en un apartamento de Chacao propiedad de Reinaldo Cervini y transmitido por CNN. Este grupo jamás dirigió ninguna tropa. Otro grupo consistía de militares y civiles que habían sido fervorosamente fieles a Chávez hasta que el presidente los descartara, y luego ellos se le voltearon. Estos dos grupos no tenían absolutamente nada en común con la legítima oposición política democrática. Y luego estaba el grupo de Pedro Carmona, cuyos tenebrosos partidarios pertenecen a las más íntimas roscas que rodean al ex presidente Rafael Caldera. Por ende es una equivocación extrema encasillar a todos estos grupos bajo el rótulo de “oposición”.
Sin embargo, Friedman no tuvo ningún interés por indagar acerca de esto más a fondo, porque, según sus propias palabras dirigidas al grupo Stratfor en Austin en abril del 2002: “En todo caso los venezolanos son unos pendejos y se merecen tener a Chávez como presidente.” ¿Por qué siente Friedman tanta antipatía hacia Venezuela? Yo sospecho que tiene algo que ver con el hecho que en cierto momento antes de que Chávez fuera elegido presidente, Friedman se encontró involucrado en la parte perjudicada de un negocio conjunto con SAIC y Jantesa que fracasó.
Friedman escribe, “Nos sorprendería mucho si resulta que la CIA no estaba enterada de los planes golpistas, pero también estaríamos moderadamente sorprendidos si resulta que la CIA había planificado los eventos tal como Chávez alegó. Aún en su peor día, la CIA no llegaría a ese extremo de incompetencia.” De hecho, la CIA estaba enterada de que ya habían entrado en juego varias conspiraciones a punto de iniciar un golpe. Eso es parte del registro público en Washington, D.C. En cuanto a lo que la CIA no haya sido tan incompetente (suponiéndose que estuvieran involucrados en el fallido golpe), el hecho es que la CIA (y el FBI) fracasaron por completo al no acertar lo de los ataques del 11 de septiembre por parte de Al-Queda, y también se equivocaron con lo de las supuestas armas de destrucción masiva en Irak. Vale hacer constar que Stratfor también fracasó al no acertar lo de los ataques del 11 de septiembre y no pudieron decir con certeza alguna si había o no armas de destrucción masiva en Irak.
Friedman escribe, “Lo que el golpe logró fue darle una forma tangible a la ideología de Chávez. Estaba a favor de los pobres y contra los Estados Unidos.” También se puede demostrar que aquí se equivoca. Chávez siempre ha estado “a favor de los pobres y contra los Estados Unidos,” remontándose hasta principios de los años 1990, según lo que se puede verificar mediante los recursos de inteligencia provenientes de fuentes de libre acceso. Es más, la industria petrolera venezolana no sufrió a consecuencia de falta de inversiones y pericia técnica antes de que Chávez llegara a la presidencia en 1999. Antes de eso, PDVSA estaba implementando una estrategia de expansión global en la cual compañías petroleras extranjeras invertirían más de $25.000 millones en menos de una década. La implosión estructural de PDVSA no comenzó como resultado de las depuraciones políticas hasta marzo del 2003, más de cuatro años después de que Chávez asumiera la presidencia en 1999.
Friedman escribe, “Todo esto lo condujo a una alianza con Cuba. Ser anti-yanqui en Latinoamérica significa ser bienvenido en La Habana con los brazos abiertos. (…) Cabe mantener que sin Chávez el régimen castrista se hubiera desplomado al verse enfrentado a los precios del petróleo en alza.” Aquí también se equivoca. La alianza entre Chávez y Castro data oficialmente desde 1994, inmediatamente después de que Chávez fuera indultado y liberado de la prisión de Yare. Lo primero que hizo Chávez después de salir de la cárcel fue ir de visita a La Habana, obra y gracia de peticiones por parte de antiguos guerrilleros marxistas como Alí Rodríguez Araque, José Vicente Rangel y otros. Castro ha sido el principal asesor político, táctico y estratégico de Chávez por más de 11 años. Sin embargo, sin el petróleo venezolano barato la Cuba de Castro probablemente habría sufrido duras penas, pero el régimen cubano no se habría desplomado —en todo caso no mientras viviera Fidel. El argumento de Friedman que sin el petróleo venezolano el régimen cubano caería refleja su falta de conocimiento sobre los asuntos latinoamericanos en general. Si el embargo estadounidense contra Cuba no ha tumbado a Castro en más de 40 años, la falta de petróleo tampoco lograría tumbar a Castro. No obstante, en vista de que no se encuentran árabes escondidos detras de matas de platano en Latinoamérica, a Friedman lo le interesa la región.
Friedman escribe, “Desde el punto de vista americano, Chávez —como Castro— es simplemente un estorbo y no una amenaza seria.” De hecho, recientemente la secretaria de estado Condoleezza Rice dijo a unos legisladores estadounidenses que hoy Chávez es la mayor amenaza para la estabilidad económica y democrática de Latinoamérica. Es más, el recientemente publicado Informe Cuatrienal para la Defensa 2005 menciona, explícitamente, que Venezuela es una amenaza para la estabilidad regional, pero no menciona ni a Cuba ni a ningún otro país latinoamericano. No obstante, tal vez Friedman (igual que el tele-evangélico Pat “tengo linea directa con Dios” Robertson) tenga fuentes superiores a las de Rice y el secretario de defensa Donald Rumsfeld.
Friedman escribe, “…aparte de un árabe que otro —y algunos fantasmas generados por grupos de la oposición, sabiendo que esa es la única manera de hacer que Estados Unidos entre en el juego— no existen indicios que terroristas islamistas pudieran utilizar a Venezuela de manera significativa. Chávez estaría loco si asumiera ese riesgo —y Castro, quien depende del petróleo barato de Chávez, no está dispuesto a permitir que Chávez tome riesgos disparatados, aunque tenga la tendencia a hacerlo.”
De hecho, los gobiernos de Chávez y Castro han desarrollado conjuntamente redes internacionales para transferir miles de millones de dólares de ingresos petroleros venezolanos a cuentas bancarias en el exterior. Chávez y Castro también se encuentran íntimamente alineados con Irán, Siria, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y, más recientemente, Hamas en los territorios palestinos. El gobierno de Chávez no sólo le ha comprado armamentos a Rusia, sino que también ha estado realizando negociaciones secretas con Pyongyang para comprar armas de infantería convencionales.
Hace tres semanas Chávez también anunció planes para comprar hasta 900.000 fusiles de asalto adicionales para armar a su reserva militar. Puede que esté expresando puro palabreo, pero los 100.000 fusiles que ya compró (cuando lleguen) proveerán a las FAN de Venezuela de un arsenal de más de 200.000 fusiles de asalto, lo cual es más que suficiente para desestabilizar a otros países de la región si Chávez decide buscar pleitos con sus vecinos en Colombia, por ejemplo.
El año pasado Caracas y Teherán firmaron acuerdos bilaterales con un valor de aproximadamente $8 mil millones en inversiones. También firmaron un protocolo bilateral secreto para darse apoyo mutuo en desarrollar capacidad para las armas nucleares. Geólogos iraníes y cubanos ya están explorando en las selvas del estado Bolívar en busca de yacimientos de uranio.
Ya hay más de 40.000 cubanos en Venezuela en misiones oficiales. No obstante, nuestras fuentes dentro del gobierno de Chávez y las FAN nos informan que la RPDC ha desplegado entre 100 y 200 efectivos de las elitescas Fuerzas de Operaciones Especiales hacia Venezuela para entrenar a efectivos de las FAN en tácticas y estrategias para la guerra insurgente asimétrica, que ahora forma el núcleo de la nueva Doctrina Bolivariana de Seguridad Nacional que tiene Venezuela. También Irán y Siria han desplegado más efectivos hacia Venezuela, muchos supuestamente como inmigrantes. La migración hacia Venezuela desde los territorios palestinos y el sur del Líbano también está aumentando rápidamente. La influencia islámica radical dentro de la cancillería venezolana es tan pronunciada que de manera rutinaria la cancillería les pide a los dos imanes más radicales de Venezuela revisar y aprobar a todos los diplomáticos venezolanos que son asignados a las embajadas en el Medio Oriente.
Friedman escribe que lo único que les importa a los Estados Unidos es el petróleo. Sin embargo, las exportaciones de petróleo hacia los EEUU bajaron en 300.000 barriles diarios el año pasado, el primer año después que Chávez anunciara que rompería la dependencia que tiene de los EEUU el suministro petrolero venezolano. En todo caso, ya no tiene que ver sólo con el petróleo. Nuestras fuentes en Caracas confirmaron recientemente que Chávez está buscando discretamente mediante sus contactos iraníes y de la RPDC adquirir una o dos cabezas nucleares y los sistemas para poder dirigirlas a tierra firme estadounidense. Con unos $30 mil millones, que se calcula están depositados en cuentas bancarias secretas en el exterior, Chávez tiene suficiente dinero en efectivo como para comprar tales armas secretamente. Su ruidoso apoyo a los programas nucleares iraníes y de la RPDC busca adelantar el día en que Chávez (y Castro) puedan apoderarse de la única arma, o dos, de destrucción masiva que necesitan para tener una creíble fuerza disuasoria nuclear contra los EEUU. Tal vez nunca logren adquirir tales armas, pero la probabilidad de que fracasen no les impedirá buscarlas.
Traducido por W.K.
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